martes, 23 de abril de 2013

Estructura social colombiana

Estructura social colombiana


Describir a la sociedad colombiana es hacer un relato sobre algo que evoluciona constantemente y cuya dinámica no se detiene. Igualmente, es relatar sobre algo cuya formación ha sido por lo menos inconclusa.
Para comenzar, la población colombiana no es homogénea. Desde sus orígenes de conformación, los colombianos en general son una mezcla de tres razas principalmente: indígenas nativos de la región, negros esclavos provenientes de África y europeos (españoles conquistadores). Todos ellos proporcionan a la sociedad colombiana un legado de costumbres y creencias que hacen verdaderamente particular a dicha población. Si bien hay sectores poblacionales en los que se conserva o en los que predomina una de los anteriores grupos, la mixtura de estas razas ha creado en el hombre colombiano un fenotipo con características de cada grupo. Todavía se apela a refranes populares como “la malicia indígena”, la capacidad de “trabajar como negros” o “trabajar como esclavos” para “ganar como blancos”, para referirse a características del habitante colombiano promedio.

Así entonces, en Colombia no existe una ideología hegemónica, si bien el bipartidismo ha brindado cierta homogeneización y fidelización hacia uno u otro partido tradicional. Quizás en el Partido Conservador se vislumbre un poco más de formación ideológica, no por su propio medio sino a través de una de las instituciones que mayor presencia tiene en todo el territorio nacional: la Iglesia Católica. Mediante esta institución, tradicionalmente se ha inculcado al colombiano cierta forma de pensar y de actuar acorde con los valores y tradiciones católicas. El Partido Conservador comparte afinidades ideológicas y de intereses políticos con la Iglesia Católica, de allí que el primero aproveche la labor doctrinante del segundo para cumplir con los cometidos del Partido.

No es un secreto tampoco que la República de Colombia se conformó a partir de incontables guerras y conflictos. La persona que haya estudiado historia de Colombia o quizás haya leído el libro Cartas de Batalla del autor Hernando Valencia Villa, podrá dar testimonio sobre lo anterior. La “independencia” de Colombia sobre la monarquía española se produjo a partir de una serie de batallas libradas en el territorio colombiano para expulsar a los gobernantes existentes y al ejército español que les acompañaba en su labor de gobierno y control. Una vez lograda la independencia, se configuraron una serie de conflictos internos sobre sectores federalistas-centralistas, cuya victoria daba como resultado una nueva constitución, es decir, un nuevo orden de cosas para el gobierno y la administración del país. Así, normalmente la inconformidad con uno de los diferentes órdenes (constituciones) traía como consecuencia una guerra más. Y entre guerra y guerra se pasó el primer siglo de existencia como Estado independiente.

El simple hecho de preceder de una conformación abrupta y antidemocrática hace que el colombiano tenga per se una mentalidad conflictiva e intolerante, tradicionalmente la solución primera que se consideraría ante una dificultad no sería el diálogo y la concertación sino la negación del otro, la resolución por la vía del conflicto y la confrontación, dado que históricamente así se han resuelto la mayoría de las luchas sociales que se han conformado en el país.

En Colombia hay una distinción clara entre las diferentes clases sociales existentes. Sin embargo, al parecer existe una tendencia a pertenecer a una de ellas (clase política) para disfrutar de los beneficios y de las ventajas comparativas otorgadas por otra clase distinguible (élites económicas-empresariales). Tampoco se presenta mayor variación entre los representantes de la clase política en Colombia. Familias que se han sucedido en el poder, desde la Presidencia de la República hasta el concejal de municipio, son numerosos los ejemplos. Juan Manuel Santos, quien ejerce la Presidencia en el período 2012-2016, sobrino-nieto de Enrique Santos Montejo, quien ocupó el mismo cargo entre los años 1938-1942. Misael Pastrana Borrero, ocupando el mismo cargo entre 1970-1974, padre del también expresidente Andrés Pastrana Arango, quien lo ocupó entre 1998-2002. Los tristemente célebres hermanos Samuel e Iván Moreno Rojas, nietos del general Gustavo Rojas Pinilla quien ejerció el mandato dictatorial como Presidente entre 1953-1957. Los ejemplos son muchos pero baste con inferir que Colombia ha sido gobernada por una dinastía casi familiar durante los poco más de 200 años de existencia como República.

¿Quién puede esperar así que las cosas cambien? El cambio social en Colombia se mueve a ritmo paquidérmico. Sobre el cambio social, se esperaría que tenga que ver con la capacidad de la población colombiana de variar estructuras de diversa importancia para acomodarse a diferentes momentos históricos de su existencia. Sin embargo, el ritmo lento de cambio social de la mayoría poblacional permite que sean las élites gobernantes quienes se adapten a las formas sociales que va presentando la población colombiana, entonces cuando la sociedad pretende un cambio estructural, ya las élites han buscado la forma de manipular y aprovechar esta situación para ubicarse en una igual o mejor posición a la que ostentaba anteriormente.

Considerando la clasificación mediante el estrato social, Colombia se encuentra plenamente dividida y diferenciada claramente en este aspecto. El grueso de la población colombiana puede calificarse como de baja extracción social o de baja estratificación, mientras que un grupo, muy reducido por cierto, ocupa y posee las mejores condiciones materiales de existencia. Puede ser entendible que todas las personas no accedan a la misma cantidad de recursos, porque generalmente no son infinitos y porque tradicionalmente siempre ha sido una pequeña élite quien ha dominado en este aspecto. Pero las condiciones actuales de la sociedad colombiana demuestran que cada vez la brecha entre ricos y pobres, entre los diferentes estratos alto y bajo, es mayor en proporción poblacional y de riqueza. Coloquialmente, los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez son más, y más pobres.

El modo de producción en Colombia es abierta y manifiestamente capitalista. A partir de los años 90, durante el mandato del entonces Presidente César Gaviria Trujillo, se implementó  en Colombia una apertura económica al libre mercado y a las demás disposiciones implementadas por la estrategia neoliberal liderada por los Estados Unidos. Baste recordar entonces que el neoliberalismo es la más totalitaria de las formas que ha adoptado el capitalismo hasta nuestros días, en donde las leyes del mercado priman sobre la regulación de los Estados, obligando entonces a estos últimos a ejecutar otros papeles diferentes de los que tradicionalmente se ocupaban.

Por identidad, fuerza y resistencia, aún existen núcleos poblacionales que se resisten a adoptar la estructura social que se pretende por parte de quienes gobiernan y controlan el país. También se encuentran los casos de poblaciones que aprovechan aquello de la estructura que les sirve y les interesa, sin dejar de lado la identidad que les caracteriza y les pertenece. Todo lo anterior sirve para concluir que la conformación de la estructura social colombiana es un proceso aún sin terminar, desigual e inequitativo desde sus inicios y que dejando de lado contadas excepciones, no se vislumbra un cambio de la estructura por la fuerte dominación que ejercen los sectores dominantes de la población colombiana.

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